El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad no es flojera

Etiquetas erróneas como la desidia solo producen vergüenza y evitan que las personas con TDAH busquen la ayuda que necesitan.

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad no es flojera.

El TDAH, por sus siglas, se caracteriza, como su nombre lo indica, por un patrón continuo que interfiere en el funcionamiento y el desarrollo.

Puede hacer que concentrarse en las tareas cotidianas y en las rutinas sea todo un reto.

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad: Capacidad de concentración

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad no significa que no puedas concentrarte.

En algunos casos, significa que te concentras intensamente en algo que puede no ser prioritario.

Algunas personas lo describen como una sensación constante de agobio o paranoia. Pues bien, durante años los individuos con TDAH fueron estigmatizados y definidos como perezosos.

También como procrastinadores, flojos o irresponsables.

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

Pero estas etiquetas solo producen vergüenza y evitan que las personas con TDAH busquen la ayuda que necesitan.

En cualquier caso, recuerda que ningún membrete representa lo que eres.

Revisemos algunas señales de que no se trata de pereza sino que podrías tener Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad.

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad: La historia de tu infancia

Es habitual que las personas a quienes se les detectó TDAH en la edad adulta hayan presentado síntomas durante la infancia, aunque no hayan sido diagnosticadas formalmente.

Una razón por la que pueden no haber tenido el adecuado diagnóstico es que el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad comparte síntomas similares con la depresión.

Asimismo, con los cambios de humor, la falta de memoria y la simple dificultad para concentrarse.

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad: Limitada capacidad de atención

Hablando de similitud entre el TDAH y la depresión, la semejanza más común es la poca capacidad de atención.

Sin embargo, la diferencia entre ellos es la causa de esa limitación.

Una persona con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad tiene una capacidad de atención limitada como resultado de esta anomalìa.

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

No existe una razón definitiva que explique por qué la falta de atención es uno de los síntomas.

Sin embargo, los investigadores creen que las diferencias en la estructura del cerebro podrían estar desempeñando un papel.

No es que seas incapaz de estar concentrado. Es que algo más está captando la atención de tu cerebro.

El TDAH también puede hacer que estés hiperconcentrado en algo. Suena paradójico, pero esto también se considera como tener una escasa o limitada facultad de atención.

Para decirlo de otra manera, una capacidad de atención selectiva.

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad: Dejar las cosas sin terminar

Como consecuencia de su precaria capacidad de atención, una persona con TDAH es propensa a dejar cosas sin hacer.

Los proyectos, las tareas domésticas y los deberes se posponen para otro día o simplemente se dejan de lado, independientemente del entusiasmo con el que se empezaron.

Aunque esto sea frustrante y suponga un reto increíble para las personas que padecen esta condición, hay terapias que pueden ayudar.

Se suelen recetar medicamentos como forma de tratamiento. Dependiendo de la condición particular, pueden prescribirse estimulantes u otros fármacos que facilitan la concentración.

También existe la opción de la psicoterapia, en la cual un especialista puede ayudar con una terapia conductual o cognitiva.

Escaso control de los impulsos

Otra señal de que podrías tener TDH es el mal control de los impulsos.

Debe entenderse bien que esto no se refiere a un arrebato emocional puntual.

Se trata más bien de hacer algo que sabes que no debes hacer, como pasarse un semáforo en rojo o gastar el saldo de tu tarjeta en algo que no necesitas.

Puede que ni siquiera sepas por qué haces estas cosas. Simplemente las haces.

Y esto es lo que implica esa incapacidad para controlar los impulsos. Supone actuar sin ninguna previsión.

Aunque el control de los impulsos no siempre es tan dramático, A veces puede ser tan sutil como tener distracciones cuando estás con un entretenimiento.

Igualmente, interrumpir conversaciones, tener comportamientos de riesgo o gastar grandes cantidades de dinero cuando tu cuenta bancaria se encuentra en mínimo.

Incapacidad para organizarse

Otro síntoma importante de que puedes tener Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad es que parece que no logras organizarte.

Los plazos se acortan de repente y las prioridades se desvanecen en la nada.

Pro no te preocupes. Hay esperanza.

Aunque los calendarios, las agendas y los cuadernos de notas pueden funcionar para algunos, es factible que no lo hagan en todos los casos.

Sin embargo, establecer alarmas puede ayudar.

Por ejemplo, podría ayudar darte entre 30 minutos y una hora para completar algo de la lista de tareas, y después de que suene la alarma pasar a la siguiente, tanto si has terminado la anterior como si no.

Así no te quedas atascado trabajando únicamente en una cosa.

Tomado de Sapiencia Práctica.

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