Título original: LA PERIODISTA ESTRELLA Y LAS ESTRELLAS DEL CORONEL: HISTORIA DE UN JUICIO INÚTIL. Por Ángel Alberto Bellorín (42da. entrega).
LA LIBERTAD DE IBÉYICE CONTAGIÓ AL TÁCHIRA.
Si bien he comentado que no quería profundizar en los casos de los otros periodistas que fueron noticia en ese mes de marzo de 2006 antes de la reunión de la SIP en Quito, sin entrar en los detalles jurídicos planteados, es necesario señalar que el señor Gustavo Azócar fue el otro periodista que para este show sí fue llevado a verdadera prisión. Este caso ocurrió en el estado Táchira.
Tal prisión resultó motivada por la acusación de un delito de acción pública que implicaba unos presuntos pagos de comerciales no realizados en su programa de radio, motivo por el cual el Ministerio Público también solicitó ante un Tribunal de Control su orden de detención preventiva, aprobada y hecha efectiva el 6 de marzo de 2006, diez días antes del inicio de la reunión en Quito.
Nuevamente debo hacer énfasis en las diferencias entre los tribunales de Control, de Juicio y de Ejecución. Saber esas las diferencias evita la manipulación de la verdad.
Así que Azócar estaba en prisión preventiva, a orden de un tribunal de control antes de un juicio que en su caso nunca llegó; sin embargo, llegado el día martes 21 de marzo y una vez que hube solicitado el segundo perdón, que al poco rato hizo efectiva la liberación de la periodista Pacheco, «casualmente», un poco más tarde, allá en el estado Táchira, a las 17 horas (5 pm), se hizo pública la siguiente noticia referida a Gustavo Azócar. (Cito).
«A finales de esta tarde el fiscal 23 del Táchira, Juan de Jesús Gutiérrez, introdujo un escrito ante el Juzgado Séptimo de Control, donde expone que cesó el peligro de fuga y la intención de obstaculizar el proceso por parte del comunicador social Gustavo Azocar. Gutiérrez también alegó que la institución fiscal esta “conforme con la declaración de Azocar”. (Fin de la cita)
Resultó otra rara coincidencia que el fiscal encargado del caso Azócar, al ver que Ibéyice fue liberada, se contagió de fervor humanitario y así, de repente, esa misma tarde salió corriendo a un tribunal de control que extrañamente a esas horas estaba funcionando para recibir su urgente solicitud de liberación a Gustavo Azócar.
¡Por todos los Santos! ¡Cuán maravilloso fue ese espectacular momento, cuando el Ministerio Público y el Poder Judicial actuaron en perfecta sinergia a favor de la libertad!
EL UNIVERSAL Y SU REACOMODO DEL TEATRO FALLIDO DE LA SIP
No deja de ser coincidencia que el día miércoles 22 en la misma página 1-4 y justo abajo de la noticia sobre la libertad plena de la periodista Ibéyice Pacheco escrita por Edgar López, ya analizada en la entrega anterior, el diario El Universal también reseñó la noticia sobre la inminente y atropellada «futura libertad» de Gustavo Azócar puesta en marcha en el Táchira la tarde anterior, luego de que liberé a Ibéyice.
A pesar que para el momento matutino cuando fue publicada la nota de prensa no se había hecho efectiva la improvisada solicitud de libertad para Gustavo Azocar, los párrafos de la noticia matutina de El Universal lo refieren como un hecho seguro y puede apreciarse la desesperada búsqueda por unir como un sólo evento, las noticias de las dos libertades de los únicos «periodistas presos» en aquel momento.
En el caso de Azócar y para guardar las apariencias legales, era necesario una «urgente audiencia» especial del juez de control involucrado para darle forma jurídica al mandato de libertad que de alguna parte ordenaron.
Era inocultable la improvisada intención para tratar de disimular todo el teatro desmontado con el segundo perdón a Ibéyice y buscar aminorar el impacto causado por esa, mi repentina solicitud.
Un perdón de la víctima a una delincuente condenada que la juez de ejecución Belén Gamboa Curiel no podía negar, por más comprometida que hubiera estado en esa conspiración.
Mi opinión personal era que la juez de ejecución estaba actuando en contra de su voluntad, cumpliendo órdenes que la desviaban de la ley y mi perdón llegó en un momento oportuno para sacarla del atolladero y liberarla de presiones ajenas al derecho y a la justicia.
Volviendo al caso de Azócar, veamos esa «bien documentada, sustanciada y veraz» nota de prensa, publicada en El Universal y firmada por Solbella Pérez quien de algún modo «por demás mágico», se enteró que la solicitud casi nocturna del fiscal tachirense, sería atendida a la mañana siguiente, con la prontitud de urgencia por el Tribunal de Control involucrado que incluía una repentina «audiencia especial» y lo que es más sorprendente, adivinar con anticipación la decisión del juez. (Cito)
«TRIBUNAL CONVOCÓ AUDIENCIA EN CASO DE GUSTAVO AZÓCAR.»
El juez séptimo de control, Ciro Heraclio Chacón, analizará hoy durante una audiencia especial la solicitud presentada por la Fiscalía de cambiar la medida privativa de libertad ejecutada contra el periodista Gustavo Azócar, por una medida cautelar sustitutiva.
Tal como lo anunció el Ministerio Público en una nota de prensa, el fiscal 23 de Táchira, Juan de Jesús Gutiérrez, introdujo ayer un escrito ante el juzgado séptimo de control, donde expone que cesó el peligro de fuga y la intención de obstaculizar el proceso por parte del comunicador social. Gutiérrez también alegó que la institución fiscal está “conforme con la declaración de Azócar”. (Fin de la cita)
(Al mencionar al «ayer» del escrito del fiscal Gutiérrez insisto que se refiere al martes 21 a las 5 pm y recordemos que El Universal imprimía sus páginas en la madrugada de ese miércoles 22 de marzo.
Sin tener la versatilidad de una mente brillante, muy fácilmente a este precipitado parapeto se le ven las costuras por todos lados. El fiscal actuó de oficio, sin previa solicitud de los abogados de Azócar, tal como veremos a continuación)

HASTA LOS ABOGADOS DE AZÓCAR SE SORPRENDIERON.
Continúa la nota de Solbella Pérez. (Cito)
«Jesús Vivas Terán, representante legal del reportero, aplaudió al “repentino” cambio de apreciación por parte del Ministerio Público en torno a la detención de Azócar. Sin embargo, recordó como “un hecho curioso” que apenas 48 horas antes, el fiscal Gutiérrez había ratificado la necesidad de la detención preventiva ante la corte de apelaciones del estado Táchira»
«Para Vivas Terán el nuevo criterio del Ministerio Publico obedece a que el fiscal entendió que cometía una arbitrariedad. Hubo una directriz para cambiar esa posición». (Fin de la cita)
¡Por supuesto que hubo una directriz y un cambio de seña que ciertamente no era desde el gobierno!
LA «BIEN DATEADA» SOLBELLA LA PEGÓ Y AZÓCAR TAMBIÉN SALIÓ
La periodista Solbella Pérez siguió aferrada el caso de Azócar y en horas vespertinas del mismo miércoles 23 de marzo, luego de ser sentenciada la libertad de Azocar, en varios portales digitales, publicó sus apreciaciones sobre el circo montado en San Cristóbal para la liberación de Gustavo Azócar.
Por tal razón, esa misma tarde la periodista complementó su nota matutina con una nueva nota de prensa sobre el tema. Aquí la nueva noticia y algunos de sus párrafos. (Cito)
«TRIBUNAL ORDENÓ LA LIBERTAD PARA GUSTAVO AZÓCAR «
«Durante una audiencia especial el juez Ciro Heraclio Chacón suspendió la medida privativa de libertad contra el conductor de Café con Azócar. Esta decisión se produjo luego de que el Ministerio Público cambió su apreciación sobre la detención de Azócar y solicitó la implementación de medidas cautelares sustitutivas.
En su escrito, la Fiscalía alegó que había cesado el peligro de fuga y de obstaculización de la Justicia por parte del imputado, las cuales fueron las razones alegadas en un principio por el fiscal 22 de Táchira, Juan de Jesús Gutiérrez, para pedir su encarcelamiento el pasado 6 de marzo.» (Fin de la cita)
¡QUE QUEDE CLARO! FUE CHÁVEZ QUIEN LIBERÓ A IBÉYICE Y A GUSTAVO AZÓCAR
Continúa la nota vespertina de Solbella Pérez (Cito)
«A su salida del tribunal, el comunicador, en un gesto de ironía, mostró gratitud con el Primer Mandatario Nacional:
“Quiero darle las gracias al presidente Chávez, porque fue él quien dio la orden de que nos pusieran en libertad a mí y a Ibéyise Pacheco. Él dijo que no quería periodistas presos y la Fiscalía y el Poder Judicial cumplieron su orden”.
El periodista descartó que su caso se trate de un hecho aislado.
“Luego de mi aprehensión, detuvieron a Pacheco y reactivaron los casos contra Marianella Salazar y Napoleón Bravo. Esto demuestra que existe una estrategia del gobierno nacional contra los periodistas”.
También demuestra, a juicio de Azócar, la falta de independencia de los poderes públicos. “Es totalmente cierto que el Poder Ejecutivo controla al resto de los poderes. Basta que Chávez se pronuncie, para que ellos obedezcan”. (Fin de la cita)
Según el periodista Gustavo Azócar, Chávez los mandó a meter presos poco antes de la reunión de la SIP en Ecuador y al terminar esa reunión los mando a liberar. ¡La razón de la sin razón en plena acción!
¿Se nota «lo coherente» de la afirmación de Gustavo Azocar?
¿Puede apreciarse en esa declaración la misma lógica de Ibéyice Pacheco al salir en libertad de su «horrenda prisión»?

A CONFESIÓN DE PARTES, RELEVO DE PRUEBAS
En anteriores entregas, ya había indicado la evidente descomposición en lo interno de un Ministerio Público dirigido en ese momento bajo la batuta de Isaías Rodríguez. De igual forma he repetido que el Poder Judicial estaba corrompido hasta los tuétanos en sus diferentes niveles.
Para ambas instituciones la ética, el buen derecho y la información veraz poco importaba.
Con pruebas suficientes y análisis racional de las mismas, ha quedado demostrada la urdimbre tejida en este montaje mediático que para poder hacerse posible, requería de la evidente complicidad de altos funcionarios de ambas instituciones que actuaban de manera libérrima en una torpe conspiración.
Como la periodista estrellada estaba liberada, su rol protagónico resultaba intransferible a un actor secundario que apenas cumplía un casting de relleno en una región ubicada lejos de la capital de la república.
El show lo habían centrado en la «prisión de Ibéyice» y al ser liberada con mi perdón, en un verdadero tiempo récord, no había show que presentar. Todo el plan se desmoronó.
Azócar no alcanzaba la «estatura mediática» para constituir un despliegue propagandístico de último minuto con una visita de los invitados de la SIP que para ese momento ya estaban en Venezuela. Era más sencillo abortar el plan, dejarlo ir a su casa y cambiar el discurso.
Todavía quedaba suficiente estiércol en la SIP para su respuesta y su última jugada luego de usar mi comodín. Esa fue la de promocionar, con redoble de tambores, que «Chávez ordenó liberarlos».
Sin más comentarios, es obvio que a confesión de parte relevo de pruebas.
UNA NECESARIA CONCLUSIÓN
Todo este burdo teatro, con un orquestado libreto de «persecución del gobierno», salpicado con la «epopéyica gesta de una tenaz luchadora que llega a prisión en defensa de la libertad de expresión», no es más que la altanera reticencia de la inmoralidad.
Con esta entrega finaliza la historia de dos juicios penales a una periodista que pretendió creerse inmune ante su grosero uso de medios de comunicación para enlodar a cuanto personaje se le antojara, en su miserable afán de ganar notoriedad, buscando destruir las columnas del prestigio personal de todos a quienes atacó.
También es la historia contada del derrumbe final de muchas instituciones que agonizaban, en especial del propio suicidio a cámara lenta del otrora poder mediático, hoy diluido en una vorágine de medios autónomos que copan las redes ofreciendo y rebotando informaciones de dudosa veracidad
Me queda como satisfacción la formalidad de haber entendido de esta pantomima judicial, muchos vicios muy ocultos y componendas entre actores que pude exponer a los lectores.
A lo largo del relato quedaron plasmadas variadas conexiones de perversa complicidad de diferentes «ídolos de barro» para usar las instituciones públicas a capricho de intereses ajenos al bien común, a la verdad y a la justicia.
Creo que era necesario escribir sobre esos vicios y presentar las pruebas para la historia.
Las instituciones estaban siendo lanzadas al precipicio y la sociedad reía y aplaudía. A la gran mayoría poco le importaba «el deber ser» y hoy se lamentan de lo que es Venezuela
El buen lector de esta historia fue testigo de como esos dos derechos humanos que en 1999 tomaron forma constitucional en los artículos 57 y 58 de nuestra carta magna, se hacían letra muerta, asesinados por los propios medios que estaban obligados a respetarlos.
Esta fue la historia del suicidio del periodismo venezolano y de muchas de las instituciones que sostenían al estado nación. Fue un crudo diagnóstico del derrumbe del estado de derecho.
El derecho activo a una libertad de expresión responsable, sumado al derecho pasivo a ser informado en forma oportuna, veraz e imparcial se fueron diluyendo a causa de los intereses personales, la trampa, la mentira, el engaño y la ignorancia de aquellos que debían protegerlos. Estos males son nuestras nuevas » instituciones»
Ni gesta, ni epopeya, ni heroísmo, sólo se trataba de Ibéyice Pacheco, una persona engreída, sin escrúpulos, soberbia, sin atributos intelectuales y difamadora de oficio, utilizando criminalmente los espacios de los medios de comunicación de que disponía, con la ayuda de la inmoralidad colectiva de una sociedad cómplice en su lastimera decadencia.

Hoy, es posible que todos estos actores aquí mencionados cómplices activos o pasivos, con actuaciones alejadas a la ética y a la ley, aún no sean capaces de entender su inmensa responsabilidad en la destrucción de Venezuela.
No es de extrañar que la gran mayoría de aquellos que continúen con vida, se intenten presentar sin máculas en su devenir profesional y se consideren destinados a regir la necesaria refundación de ese estado que ayudaron a destruir.
Estimados y pacientes lectores, esta fue mi versión de la historia de las acciones penales mediante la cuales quien suscribe, Coronel Ángel Alberto Bellorín, llevó a juicio penal a la Licenciada Ibéyice María Pacheco. Un juicio totalmente desvirtuado, un juicio ciertamente inútil.
Gracias por su atención.
Caracas, 14 de noviembre del año 2024

Coronel Ángel Alberto Bellorín
Abogado Magna Cumlaude
Doctor en Ciencias Jurídicas mención
Derecho Constitucional
Profesor con categoría de Titular
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Gracias Coronel Bellorín por el detallado relato de los sucesos de un juicio inútil y que descubre los vicios y falencias del entonces poder mediático, cómplice doloso de la destrucción de nuestras instituciones.
Saludos
Gracias a usted por acompañar un relato presentado al público con detalles y pruebas contundentes que hasta ahora, después de 42 entregas ninguna ha sido confrontada. Saludos.