Se llama libertad plena ; por Rodolfo Izaguirre
Mi amiga sufrió lo indecible cuando uno de sus nietos, el preferido, dio con sus huesos en la sordidez en que se ha convertido el Helicoide.
Mi amiga sufrió lo indecible cuando uno de sus nietos, el preferido, dio con sus huesos en la sordidez en que se ha convertido el Helicoide.