(Continuación)
Siguiendo la línea analítica de las diferentes variables que deberían considerarse como parte de la ecuación fundamental, que a juicio del suscrito son ineludibles para abordar la solución del diferendo existente desde hace más de un siglo entre Venezuela y Guyana, en el que se agregaron en el artículo anterior las dimensiones funcional, estructural y energética, y se sustentaron en el mismo las fallas de Venezuela, en especial en las dos primeras de las mencionadas, es necesario continuar conformando el constructo integral requerido para justificar posteriormente la orientación de las soluciones sobre el tema en cuestión.
En este sentido, al haberse señalado anteriormente el contexto de los espacios acuáticos, y tomando en cuenta el diseño del Estado ideal, Aristóteles sostuvo que dentro de los factores que deben atender la necesidad del hombre, " la ciudad esté en contacto con el mar". Estrabón, fortaleció esta idea 300 años después, para el cual "la mayor parte de la geografía se refiere a las necesidades del Estado, por que el lugar donde se realizan las acciones es la tierra y el mar que habitamos" (Santis, 1988, p.50) (el subrayado es nuestro).
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Los estudiosos de la política, de la geografía y de la geografía política han incluido al mar en perspectiva y aproximación cognoscitiva de relación tierra-mar. Se ha señalado a esta relación por A. Von Humboldt en 1845, como la
interconexión natural de los elementos sólidos, líquidos y gaseosos de la Tierra.
La Tercera Conferencia del Derecho del mar (UNCLOS) concluyó la redacción de la " Convención Derecho del Mar" (1982), en un instrumento jurídico destinado en parte a normar la expansión territorial acuática de los Estados En 1986, la perspectiva y enfoque de la relación mar-tierra, se definió en tanto ella reorienta el sentido para el estudio de las interrelaciones e interacciones entre el hombre y la naturaleza en el campo de la ciencia geográfica. Tal perspectiva y enfoque, transferidos al estudio geográfico de la geopolítica, “…tantean tanto en la teórica como en la práctica, que dicha relación incide en las metodologías necesarias para el análisis, y ello facilita reafirmar las actuales proposiciones relativas a la naturaleza del espacio geopolítico” (ibidem, p.51).
Según sus escritos, Kjellén descubrió en el símil de un organismo biológico en la teoría orgánica del Estado ratzeliano, que tal institución no era una entidad abstracta, sino un organismo vivo en la superficie terrestre. Un organismo que enlazaba el planeta Tierra con la máxima institución política: el Estado; “…más en orden a reunificar el estudio de la política, consideró el Estado desde cinco perspectivas: la geografía, la economía, la etnográfica, la sociología y la jurídica) (ibidem, p. 52).
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Lo anterior evidencia la noción restringida y sesgada del estudio científico de la política, pero a la vez, emerge la ciencia geográfica. La formulación del estudio geográfico de la política de Ratzel y la noción de geografía como ciencia natural o ciencia de la Tierra, transfirieron el estudio geográfico al campo espacial.
El sesgo ideológico aportado por Haushofer, evidenciado en sus devaneos de aislar el tema geopolítico primero como ciencia política (1928) y luego como ciencia geográfica (1936) con un esquema metodológico misceláneo y sistema de información para las conquistas territoriales del régimen político de su época, “…influido por la tesis del poder terrestre de Mackinder (1904), hizo relevante considerar la relación tierra-mar” (ibidem, p. 53). /el subrayado es nuestro).
Este enlace ha sugerido en el tiempo la reflexión exploratoria respecto del papel del Mar en la estructura del escenario geopolítico, al incluir este elemento como parte del espacio político y geográfico, por lo que el tema de la
recuperación del espacio geográfico integral del Esequibo, guarda una estrecha relación con este enfoque. En este sentido, el modelo teórico de Ratzel (1897) incluye dos hechos conocidos, el suelo terrestre (o superficie terrestre) y la sociedad, ambos, enlazados por "la idea de Estado"; la hipótesis estiba en que se transfiere la sociedad a un cuerpo político y la tracción de la superficie terrestre a territorio político.
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Así, el Estado desde la perspectiva teórica ratzeliana se convierte en lugar geográfico, se instituye la organización política del suelo, el Estado se constituye como un organismo ligado a una “… fracción determinada de la
superficie de la Tierra. en tanto que sus propiedades provienen del pueblo y del suelo" (Santis, 1988, p.54).
Por su parte, Kant ha señalado que cuando acontecimientos y cosas se relacionan entre sí aunque sean de diferente naturaleza, se plantea un sistema de relaciones que es el que determina un espacio. Tal noción queda incluida
en la expresión ratzeliana del Estado como lugar geográfico, así como la concepción de interconexiones naturales de Humboldt (1845). No menos se puede decir de las concepciones geográficas de Ratzel de “…relaciones naturaleza- hombre (1882) y de relaciones hombre-naturaleza (1891), las cuales definen el determinismo ambiental y el posibilismo cultural respectivamente” (ibidem, p. 54).
Santis (1988) expresa que los geógrafos hoy en día, a través del proceso de reducción del objeto de estudio, no sin razones, afirman que su objetivo de conocimiento se focaliza sobre el espacio geográfico; “…este es resultado de las interrelaciones e interacciones hombre-naturaleza en la superficie terrestre, las cuales dan origen a la interconexión espacial” (p.55) (el subrayado es nuestro).
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Adicionalmente, la geografía política de Ratzel concibe la descripción razonada del Estado como lugar; es el intento de configurar los contornos de la organización político-territorial. Para lograrlo, utiliza datos retrospectivos en orden a la construcción histórica. Bajo influencia del positivismo, identifica dos elementos: el suelo terrestre y la sociedad. Su interrogante es muy simple: ¿qué cosa o acontecimiento genera la interconexión superficie terrestre-sociedad?
Al estudiar o conocer históricamente cómo se ha formado un Estado, se elabora la conjetura que se funda en la aparición en medio de los hombres (la sociedad) de la idea de Estado. Esta idea es la que genera la relación entre la superficie terrestre y la sociedad, es decir: “…. la idea de Estado organiza políticamente a la sociedad; pero como la sociedad humana se relacionaba con la naturaleza en la superficie terrestre y ahora como sociedad humana políticamente organizada sigue haciéndolo, desde la perspectiva geográfica el Estado pasa a ser un grupo espacial particular en la superficie de la Tierra” (ibidem, 1988, p.56) (el subrayado es nuestro).
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Su proposición teórica se concentra en el producto de las relaciones entre la institución política estatal y la superficie terrestre, es decir, el Estado como un lugar geográfico. Dicho lugar geográfico incluye el factor espacial, el
factor de la situación, el factor de área, el factor de fronteras. Centrado en los hechos geopolíticos sobre la superficie terrestre, sugiere como camino de interpretación el espacio vital o de vida. Este espacio de vida lo concibe como “…"el área geográfica dentro de la cual se desarrollan los organismos vivos" (ibidem, p.59).
La teoría geográfica del Estado, permite que cuando los elementos suelo terrestre, sociedad e idea de Estado son conocidos o situados en la relación de área, ésta (el área) otorga a la institución política atributos o propiedades
espaciales. Así la organización e institución política adquiere dimensión espacial de lugar o área geográfica con Idealización absoluta y localización relativa, con extensión o tamaño, y con determinada forma geométrica a lo
largo y ancho de la superficie curva del espacio terrestre.
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Usando el enfoque determinista y el enfoque posibilista de Ratzel, en forma creciente, la institución tiende a imponerse sobre las colectividades de orden inferior y sobre el individuo. De allí surge el enfoque histórico-morfológico, afirmándose que “…son los poderes públicos los que actúan como agentes de diferenciación de los espacios políticos y no la naturaleza física de los territorios (ibidem, p.62) (el subrayado es nuestro).
Si bien es acertado que De Blij (1972) no enuncia directamente la proposición teórica acerca de la naturaleza del espacio político, “…sí traduce que éste es un sistema que influye en la conducta política del hombre con atributos temporales y espaciales que proceden de elementos (territorio, población, organización y poder), los cuales conforman un proceso que finalmente conciben al Estado como un sistema” (ibidem, p.84) (el subrayado es nuestro).
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A través de la revisión teórica, se recogen las propuestas de elementos que quedan incluidos en las formulaciones acerca del origen del espacio geopolítico. Son la población (pueblo"), territorio, las clases y categorías de
organización de nación política y los medios de poder, que Sanguin (1981) asume como “…la capacidad de la nación para servirse de sus recursos tangibles o intangibles de modo de afectar la conducta de otras naciones” (p. 16).
En esta relación funcional de población, territorio, organización y medios de poder, Santis (1988) adopta que el orden al que la organización o sistema político puede alcanzar sus objetivos (bien común, traducido primariamente en objetivos de bienestar y seguridad), es el que se transfiere a los procesos políticos y a las instituciones políticas como el Estado y a los atributos o propiedades espaciales primarias (de localización y extensión).
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En este enfoque teórico que sustenta la base de la naturaleza del espacio político y de la relación del hombre con el territorio como espacio geográfico que incluye la relación mar-tierra, es necesario preguntarnos: ¿Cuan sensibilizados estamos los venezolanos con el tema de la recuperación de nuestro espacio geográfico integral del Esequibo? ¿Qué tanto hemos hecho con la población venezolana-esequibana que habita hoy en día en el territorio en reclamación?
¿Qué acciones ha generado el Gobierno Nacional en procura de fortalecer nuestros intereses para alcanzar la recuperación del territorio en reclamación?
José Chachati Ata
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