En la torre de Tubinga – por Rodolfo Izaguirre

Se dijo que uno de los productores del Mago de Oz se negó a admitir Over the Rainbow, música de Harold Arlen y letra de Yip Harburg

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El tesoro bibliográfico de Gisela Capellín – por Rodolfo Izaguirre

Protegido durante semanas por un sobre de intensa blancura estuvo el libro en mi escritorio sin que me animara a verlo y tocarlo, porque ya lo había visto de lejos cuando Gisela Capellín lo mostró en un hermoso acto al aire libre en las cercanías de la Librería Kalalathos en Los Galpones.

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El mantel es la bandera – por Rodolfo Izaguirre

¡Murió mi amiga Elisa Lerner y estoy muy triste! Escribí alguna vez este texto sobre ella y en su honor me permito publicarlo nuevamente.

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Bela Lugosi y la imposibilidad de conocerme – por Rodolfo Izaguirre

Me conmoví cuando mi hija Valentina, que vive en Los Ángeles, me mostró la foto de una despejada área del cementerio en la que aparece intacta, en el centro, la tumba de Bela Lugosi un personaje del cine que respeto porque en el momento en que nací, justo en el año que me trajo al mundo

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Inventé mi silencio – por Rodolfo Izaguirre

Cuando Belén dejó para siempre la quinta Nancy y los empleados de la funeraria bajaron por las escaleras su cuerpo aniquilado por la enfermedad creí haber quedado despiadadamente solo, pero no fue así porque tuve el acertado impulso de cambiarle el nombre y en lugar de llamarla Belén o Cuevita como era el nombre amoroso que le otorgué en vida, comencé a llamarla Soledad y desde entonces me acompaña día y noche: sigue siendo mi sombra y no me desampara porque nunca estoy solo.

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Tampoco me alcanzan las palabras – por Rodolfo Izaguirre

Desde Caracas puedo imaginar al viento que avanza sin descanso desde Jordania o desde el desierto del Negev. Ululante, pero por momentos sordo o dormido aunque insistente, activo; a veces violento como si sacudiera al aire árido y caliente, como si se empeñara en recordarnos que es soplo de vida, aliento creador, espíritu alado que puede ser noble y benéfico o perverso y letal.

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El futuro que nos espera – por Rodolfo Izaguirre

Me crispo cada vez que constato la pesada e inútil presencia militar venezolana. Desde los tiempos de José Antonio Páez hasta Hugo Chávez, nuestra historia política ha padecido el rigor militar.

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El tiempo respira en el y en nosotros – por Rodolfo Izaguirre

¡Es nuestro amigo! ¡Respira como nosotros y vive! Se altera según transcurran los días de lluvia o de sol, de frío o calor, de pesada humedad o de secos y encrespados arbustos o cuando el largo viaje le ha fatigado en extremo.

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¡La alegría de mis primeros años! – por Rodolfo Izaguirre

Todos debemos tener entre nuestros libros un diccionario, no obstante la obligada presencia de Google. Se lee poco, es verdad, proliferan los audio libros, pero personalmente sigo aferrado a los libros y no abandono a mis diccionarios.

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La perversidad de una coma – por Rodolfo Izaguirre

Conocí a alguien que logró el milagro de sumergirse en un signo ortográfico para tocar ese signo y convertirlo en arrecife o abismo de perversidad.

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El pobre en su choza pide caricia y libertad – por Rodolfo Izaguirre

Es seguro que caricia proviene del italiano «carezze» derivado de «caro» que significa amado. Es la bella y suave manifestación de afecto que se desprende del amoroso roce de la mano como una pluma de ave en vuelo, un roce apenas desplazándose sobre el rostro o sobre el cuerpo sin que a veces no se pronuncie palabra alguna cuando navega en el silencio un iluminado resplandor que sustituye a las palabras de amor. 

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Vida de perros – por Rodolfo Izaguirre

Me dicen que se celebró una vez mas el día del Perro (26 de agosto) en los Estados Unidos.

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¿Qué me cuentas, Adrianito? – por Rodolfo Izaguirre

Hoy, las exclamaciones españolas de tiempos pasados me hacen reír y hago esfuerzos por imaginar los comportamientos de quienes las pronunciaban: Cáspita, Pardiez, Demóntres, Voto a sanes y situaciones rigurosamente absurdas como ésta: «¿Qué hora es? ¡Las doce! ¡Feliz vos que sabéis la hora en que vais a morir! ¡Defendeos!» Y sacaban las espadas sin saber quiénes eran ninguno de los dos. 

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¡No sabemos leer! – por Rodolfo Izaguirre

Hoy, las exclamaciones españolas de tiempos pasados me hacen reír y hago esfuerzos por imaginar los comportamientos de quienes las pronunciaban: Cáspita, Pardiez, Demóntres, Voto a sanes y situaciones rigurosamente absurdas como ésta: «¿Qué hora es? ¡Las doce! ¡Feliz vos que sabéis la hora en que vais a morir! ¡Defendeos!» Y sacaban las espadas sin saber quiénes eran ninguno de los dos. 

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¿Amigos en el Ejército? – por Rodolfo Izaguirre

Lo confieso, pero no tengo amigos militares y ningún pariente que lo sea. A Don Pablo, mi papá, le gustó en un tiempo que lo llamaran Coronel, pero jamás estuvo en un cuartel ni cumplió servicio militar, tampoco ninguno de mis hermanos. A Gustavo le tocó, pero la víspera lo operaron de apendicitis y lo eximieron. Yo fui entrevistado, pero mentí y dije que era ateo y comunista. Discutieron a puerta cerrada y no me admitieron.

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Ver con las manos – por Rodolfo Izaguirre

Menena Cottin no solo es reconocida diseñadora de altos vuelos e ilustradora aunque la ilustradora de su célebre libro negro de los colores sea nada menos que Rosana Faría, pero la obra de Menena es apasionante porque, además, es escritora de mucho talento y sensibilidad.

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¡Caen sus estatuas! – por Rodolfo Izaguirre

Fueron muchos los que a gritos, con mecate en las manos derribaron las estatuas de Hugo Chávez desde la altiva y majestuosa altura en la que el autoritarismo y la tiranía militar las colocó sobre el pedestal de su propia ignominia.

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Salí a votar – por Rodolfo Izaguirre

… lo siento, no estoy en casa! ¡Salí a votar!  

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Prometeo – por Rodolfo Izaguirre

Es cierto que al cumplir noventa y tres años estoy volviendo a vivir, es decir, que estoy naciendo nuevamente porque he alcanzado la gloria de mantener una mente lúcida y abierta

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Refranes – por Rodolfo Izaguirre

Es cierto que al cumplir noventa y tres años estoy volviendo a vivir, es decir, que estoy naciendo nuevamente porque he alcanzado la gloria de mantener una mente lúcida y abierta

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